Me despierto inspirado, hoy le escribiré un poema, de esos que muestran mis sentimientos y así la enamorare un poco. Grabo con cada palabra un trozo de mi ser, no es solo una lectura, es simplemente mi corazón. Después de varios minutos imaginándola a mi lado, los dos abrazados mientras sueño su olor, la suavidad de su piel acariciada con mis dedos, decido acabar este poema y esconderlo en un sobre. Alguien llama a mi puerta, abro y es ella, inconfundible, la realidad viene a visitarme, como siempre amarga, con palabras hechas puñales para herirme. Mira mi mano y me pregunta:
-¿Que vas a hacer con tu mierda de poema? a ella no le gusta que le cantes, que le muestres sentimientos, nunca podrás sentir el olor de su pelo al despertar, nunca despertarás sintiendo su piel abrazada a ti.
Y mientras mi mirada baja hasta mis pies sin saber que contestar, aparece el deseo tras de ella y por mi le contesta:
-Decidirá luchar para dibujar sonrisas en su mirada y escribir palabras de amor en sus labios
Me quedo mirando a una y a otra, deseo, necesito creer en mi deseo, pero la realidad es dura y contundente, no deja ninguna duda a que por mucho que lo imagine, por mucho que lo quiera, que luche por mis deseos, eso nunca sucederá, pero el siempre esta ahí para apoyarme en mi lucha, decirme lo mucho que me queda por hacer y que siempre esta la posibilidad si se juegan bien las cartas.
Aunque es un laberinto de sentimientos y de distintas realidades, de diferentes finales, un laberinto complicado, quiero jugar sin hacer mas caso que de sentimientos para poder llegar al centro de éste, donde se encuentra hecha realidad esta vida que llevo de sueños.
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